Como ya viene siendo habitual, la firma de Milwaukee acaba de presentar su segunda andanada de novedades de este año. Si hace uno meses pudimos tener una primera toma de contacto con la Switchback , su Dyna convertible, y la V-Rod 10 aniversario, ahora le ha tocado el turno a las novedosas Seventy-Two, una Sportster inspirada en los años 70, y la Slim , lo último en Softail.

Por lo demás hereda todas las características dinámicas de sus hermanas donde las prestaciones quedan en un segundo plano para dejar paso al placer de la conducción por sí mismo y a gozar del paisaje. Con las piernas estiradas hacia sus mandos avanzados. Como detalles a revisar a Harley-Davison le tocaría mejorar la accesibilidad al caballete y el mullido del asiento pues al cabo de casi 300 kilómetros acabé con las posaderas algo doloridas.
El motor de 103 pulgadas (1.690cc) es un portento de bajos y empuja con fuerza para sacarnos al ritmo de ‘pot, pot, pot’ de cualquier apuro. Las plataformas marcan el límite a la hora de inclinar en las curvas pero la Slim , como todas los Softail, ha sido pensada para disfrutar de la carretera sin prisas.
La accesibilidad al caballete lateral y la ubicación de los indicadores luminosos son sus asignaturas pendientes ya que para saber si hemos puesto o no el intermitente debemos desviar mucho la vista de la carretera pues el cuadro de instrumentos está sobre el depósito. Algún pero, por pequeño que sea, debían tener estos modelos.
¿Y que valen? Se me olvidaba, desde 11.750 euros la Seventy-Two y desde 20.500 la Slim. Porque hacer un sueño realidad ya tiene precio.