viernes, 10 de febrero de 2012

Guiño al pasado

Consolidada la tendencia Dark Custom, los modelos donde primar el color negro, Harley-Davidson mira hacia atrás para crear dos modelos inspirados en los años 70, la Sportster Seventy-Two, y en los 50, la Softail Slim.

Como ya viene siendo habitual, la firma de Milwaukee acaba de presentar su segunda andanada de novedades de este año. Si hace uno meses pudimos tener una primera toma de contacto con la Switchback, su Dyna convertible, y la V-Rod 10 aniversario, ahora le ha tocado el turno a las novedosas Seventy-Two, una Sportster inspirada en los años 70, y la Slim, lo último en Softail.


La Seventy Two viene a ampliar la oferta de la gama de acceso de Harley-Davidson pero reafirma a su vez la voluntad de la marca norteamericana de potenciar la familia Sportster 1.200. En este caso lo hace con una propuesta que destaca por su estética marcada por una manillar tipo cuelgamonos, neumáticos con flancos blancos, asiento monoplaza, guarbarros trasero recortado y el color Hard Candy Big Red Flake (rojo purpurina) como reclamo, además de detalles como el filtro del aire redondo. Con la Seventy Two, Harley-Davidson reintroduce la llanta delante de 21 pulgadas.

La primera sensación que transmite la Seventy-Two nada más subirse a su grupa es de ‘buen rollo’. Los brazos se estiran de una forma natural hacia su manillar, una de las claves de su inusitada facilidad de conducción. A primer avista puede parecer que el manubrio sea un engorro, una apuesta estética poco funcional; todo lo contrario ya que no solo es muy cómodo si no que ayuda a conducirla con mucha facilidad. La nueva rueda de 21 pulgadas la convierte en un modelo más ágil que modelos como la Forty-Eight, que montan neumático delantero de gran balón. 

Por lo demás hereda todas las características dinámicas de sus hermanas donde las prestaciones quedan en un segundo plano para dejar paso al placer de la conducción por sí mismo y a gozar del paisaje. Con las piernas estiradas hacia sus mandos avanzados. Como detalles a revisar a Harley-Davison le tocaría mejorar la accesibilidad al caballete y el mullido del asiento pues al cabo de casi 300 kilómetros acabé con las posaderas algo doloridas.

La Softail Slim ( también tiene en su nuevo manillar con refuerzo central uno de los recursos estéticos. Y al igual que en la Seventy-Two encontramos en las ruedas otro detalle importante, en este caso que el neumático delantero es más ancho que el trasero, de aquí el nombre de Slim. Los escapes tipo ‘shotgun’ y las llantas negras refuerzan esa estética inspirada en los años 50 y 60. Una vez en marcha, la Slim se muestra más ágil que el resto de sus hermanas Softail, penalizadas por su ancho neumático trasero. El manillar y las plataformas, junto a un asiento situado a 690 mm del suelo, dibujan una posición de conducción peculiar. 

El motor de 103 pulgadas (1.690cc) es un portento de bajos y empuja con fuerza para sacarnos al ritmo de ‘pot, pot, pot’ de cualquier apuro. Las plataformas marcan el límite a la hora de inclinar en las curvas pero la Slim, como todas los Softail, ha sido pensada para disfrutar de la carretera sin prisas. 

La accesibilidad al caballete lateral y la ubicación de los indicadores luminosos son sus asignaturas pendientes ya que para saber si hemos puesto o no el intermitente debemos desviar mucho la vista de la carretera pues el cuadro de instrumentos está sobre el depósito. Algún pero, por pequeño que sea, debían tener estos modelos. 

¿Y que valen? Se me olvidaba, desde 11.750 euros la Seventy-Two y desde 20.500 la Slim. Porque hacer un sueño realidad ya tiene precio.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario